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La compañía transnacional Monsanto, especializada en la biotecnología, en alimentos transgénicos o semillas genéticamente modificadas y producción del herbicida glifosato, presentó ante la Comisión de Desarrollo Económico lo que sería la modalidad para incrementar producción de maíz y soya, así como abaratar los costos y aumentar competitividad dentro del MERCOSUR Debido a las contradicciones que causa la utilización de transgénicos en la agricultura venezolana, o lo que se denomina semillas genéticamente modificadas, la Comisión de Desarrollo Económico acordó organizar un foro en el cual se debata la materia, con las instituciones relacionada como el MAT, MCT, MINAL, MILCO, MPC, Ambiente, MINTRA, así como facultades de Ciencias de las universidades nacionales, productores, empresarios, cooperativas agrícolas y otros entes. Así lo informó su presidente, Ricardo Gutiérrez (Podemos/Portuguesa), quien sostiene que este tema debe ser manejado como una política de Estado sin prejuicios. “Debemos promover un debate público sobre el tema”. Tal decisión se adoptó, luego que la compañía transnacional Monsanto, especializada en la biotecnología, en alimentos transgénicos o semillas genéticamente modificadas y producción del herbicida glifosato, a través de su representante en asuntos gubernamentales para América del Sur, Caribe y región andina, Rafael Aramendis, presentara lo que denominó un plan para incrementar la producción de maíz y soya, abaratar costos de producción y aumentar la competitividad dentro del Mercado del Sur, toda vez que Brasil y Argentina ya están haciendo uso de esta biotecnología. Aunque tienen 20 años de presencia en Venezuela, particularmente en el estado Lara, admitió que no han desarrollado actividad alguna en este sentido, pues nuestro país aún no tiene reglamento para el uso de la biotecnología, agregando, asimismo, que tienen 4 años esperando la reglamentación por parte del Ministerio del Ambiente. Explicó a los diputados que para el uso de esta tecnología avanzada, luego de aprobado el reglamento, se deben hacer evaluaciones de campo a través de las universidades, facultades de Ciencia para determinar si le conviene o no su uso, lo cual podría durar cerca de dos años, después el Estado tendría que adelantar sus propias evaluaciones (otros 4 años más) y, finalmente, se iniciaría la etapa comercial. En cifras, Aramendis detalló lo que era el avance de la biotecnología y los alimentos transgénicos en América, y algunos países de Europa como Francia, Alemania y España. “Brasil por ejemplo, es el gigante de producción de soya en América con 11 millones de hectáreas de cultivos transgénicos, por su parte Argentina 10 millones de hectáreas de soya, maíz y algodón, Paraguay 2 mill/ Hect.”. Asegura, que estos países integrantes del MERCOSUR, presentan ventajas comparativas con respecto a Venezuela, no obstante, asegura que nuestro país tiene un gran potencial en maíz y algodón. Por su parte, el ex diputado Pedro Solano, quien acompañó al representante de Monsanto, dijo que es necesario abrir un debate serio sobre el cultivo de transgénicos en el país, pues actualmente consumimos el pollo de Brasil, que es tratado con esta tecnología y “ochenta por ciento del aceite que entra al país es tratado con biotecnología”. Añadió, que la producción nacional está detenida al usar tecnología obsoleta. “Si somos actualmente consumidores de transgénicos, por qué no producirlos y garantizar la seguridad alimentaria del futuro. EEUU ya no exporta maíz porque lo usará para el etanol, allí Venezuela tiene un mercado importante para explotar”. En cuanto a los altos costos de esta tecnología, asegura que la empresa está dispuesta a hacer convenios con productores de semilla, sorgo y arroz, a través del INTI o Fondafa. No obstante, los diputados Henry Tachinamo (MVR/Anzoátegui), Bernardo Jiménez (Podemos/Sucre) y Jhonny Milano (PPT/Cojedes) expresaron su desacuerdo con el uso de esta tecnología, al aseverar que no se puede analizar este tema como un asunto de ahorro, sino de las consecuencias para el ser humano, así como los daños al ambiente por los químicos usados para este tipo de cultivo, e incluso argumentaron que los campesinos le han declarado la guerra a los transgénicos. |